Hace ya algún tiempo que no ponemos ningún minirelato de los que nuestras socias y amigas, escriben para compartirlo con nosotras.
Mª Carmen Meroño,
la minirelatista de la que más trabajos estamos recibiendo, ha empezado a participar en el
Taller Literario o Bazar de Letras,
y ha escrito un cuento para mayores que le gustaría compartir en el blog.
El cuento se llama ...
"Garbancín, el de la crisis eterna"
Os quiero contar una historia, erase una vez, que se era:
Trece voces sin sonido, hablaban dentro de una vaina, verde muy verde.
-Estoy harto de estar encerrado-, decía el mayor, deseoso de poner a prueba la fuerza de su poder.
-Porque aquí dentro también hay jerarquías. Y esa jerarquía soy yo.
El que estaba más cera del tallo que los unía a los papas-mata, se creía que por ese detalle los demás lo tenían que obedecer.
El último de la vaina, vamos el "cabo tripa" que diría los humanos, "el último de la fila" que dirían los roqueros, se sentía tan pequeño e insignificante que ni siquiera osaba levantar la voz.
En la Bancada de los Verdes, partido en contra, de los vientos secos, de los soles inclementes y de los dientes afilados, había discrepancias, los más próximos al poder, le cedían su parte de clorofila al líder para que su verde fuera más brillante, al último apenas le llegaba la justa para respirar, y a los de la zona intermedia solo chupaban cuando los otros, les dejaban paladear un poquito, ¡pero sin saborearla, por si acaso!.
Cientos de colegas de otras vainas, llamaron a Asamblea General, pasaba, que el líder, gordo, verde en exceso y con pretensiones de asegurarse el poder, ofrecía agua a discreción, abono que llegaba a través de contactos, por los conductos de goteo que se cerraban si no le cantaban el alirón.
La Asamblea fue multitudinaria, todos los garbanzos en pié, abucheaban.
Pero D. Garbazón, gordo, verde, con la raya bien hecha y sonrisa de leguminosa importante, les hablo diciendo:
- Queridos chicos de la cosecha del año trece, o aceptan el plan ó habrá recortes, las gotas llegaran a mitad de presión, el alimento químico se restringirá y vivirán ustedes como en los años sesenta, sustentándose del suelo, ó suplicándole a papa que consuma sus energías en favor de sus nietos, dejándolos escuálidos hasta chuparle toda la savia que tenían de reserva.
Los garbanzos, volvieron poco a poco a su vaina, al entrar se fueron metiendo por orden, el más flaco al fondo, los que tenían algo que perder en medio y los que habían ganado, al mando de ella.
Todos quedaron bajo su líder, el único que no contaba era Garbacín, ventajas de pasar desapercibido, ni podría crecer, ni desarrollarse, no le dejarían llegar nada más que las sobras, sí ... sobraba claro, no esperaba nada, era el deshecho de aquella sociedad, ni siquiera tenía que pagar hipoteca, pues su vaina como casi todas las demás las habían comprado a plazos.
Pero pensó, - nunca me han dejado hablar ni decidir, ¿será que como no me llega la savia mi cerebro está seco y por eso otros piensan por mí?. ¿oh ... será que no les gusta lo que pienso?.
- Bueno, política y políticos, en la vaina y en el Congreso.
- Nada tengo, nada valgo, nada espero, el que nada espera es feliz con lo que encuentra ¡ejém! pero que no sea tan poco.
Trece voces sin sonido, hablaban dentro de una vaina, verde muy verde.
-Estoy harto de estar encerrado-, decía el mayor, deseoso de poner a prueba la fuerza de su poder.
-Porque aquí dentro también hay jerarquías. Y esa jerarquía soy yo.
El que estaba más cera del tallo que los unía a los papas-mata, se creía que por ese detalle los demás lo tenían que obedecer.
El último de la vaina, vamos el "cabo tripa" que diría los humanos, "el último de la fila" que dirían los roqueros, se sentía tan pequeño e insignificante que ni siquiera osaba levantar la voz.
En la Bancada de los Verdes, partido en contra, de los vientos secos, de los soles inclementes y de los dientes afilados, había discrepancias, los más próximos al poder, le cedían su parte de clorofila al líder para que su verde fuera más brillante, al último apenas le llegaba la justa para respirar, y a los de la zona intermedia solo chupaban cuando los otros, les dejaban paladear un poquito, ¡pero sin saborearla, por si acaso!.
Cientos de colegas de otras vainas, llamaron a Asamblea General, pasaba, que el líder, gordo, verde en exceso y con pretensiones de asegurarse el poder, ofrecía agua a discreción, abono que llegaba a través de contactos, por los conductos de goteo que se cerraban si no le cantaban el alirón.
La Asamblea fue multitudinaria, todos los garbanzos en pié, abucheaban.
Pero D. Garbazón, gordo, verde, con la raya bien hecha y sonrisa de leguminosa importante, les hablo diciendo:
- Queridos chicos de la cosecha del año trece, o aceptan el plan ó habrá recortes, las gotas llegaran a mitad de presión, el alimento químico se restringirá y vivirán ustedes como en los años sesenta, sustentándose del suelo, ó suplicándole a papa que consuma sus energías en favor de sus nietos, dejándolos escuálidos hasta chuparle toda la savia que tenían de reserva.
Los garbanzos, volvieron poco a poco a su vaina, al entrar se fueron metiendo por orden, el más flaco al fondo, los que tenían algo que perder en medio y los que habían ganado, al mando de ella.
Todos quedaron bajo su líder, el único que no contaba era Garbacín, ventajas de pasar desapercibido, ni podría crecer, ni desarrollarse, no le dejarían llegar nada más que las sobras, sí ... sobraba claro, no esperaba nada, era el deshecho de aquella sociedad, ni siquiera tenía que pagar hipoteca, pues su vaina como casi todas las demás las habían comprado a plazos.
Pero pensó, - nunca me han dejado hablar ni decidir, ¿será que como no me llega la savia mi cerebro está seco y por eso otros piensan por mí?. ¿oh ... será que no les gusta lo que pienso?.
- Bueno, política y políticos, en la vaina y en el Congreso.
- Nada tengo, nada valgo, nada espero, el que nada espera es feliz con lo que encuentra ¡ejém! pero que no sea tan poco.
Moraleja: el que no sigue al líder, no paga hipoteca pero tampoco tiene casa, no tiene trabajo, pero no se fatiga, no come, pero si se muere.
Pozo Estrecho a, 5 de Octubre de 2013.
Mª Carmen Meroño.
Gracias por tu cuento,
una nueva aportación a ese trabajo que compartes con nosotr@s.
***
Sabemos que en estos momentos no lo estás pasando bien, debido a la enfermedad de un ser muy querido para ti.
Esperamos su pronta recuperación y que volváis pronto a casa.
0 comments:
Post a Comment